Lunes 13 Abril

Mateo 28, 8-15

 

~ Jesús les salió al encuentro y les dijo: “¡Alégrense!”

Y ellas, acercándose, se postraron a sus pies y lo adoraron ~

 

El miedo y el gozo mezclado en las sensaciones y el entendimiento de las mujeres, les viene de intuir que Jesús está vivo; de prever que algo más grade está por suceder; y de saberse involucradas en un misterio que las desbordaba. Esta experiencia de ellas, nos permite asociar nuestros propios momentos de asombro ante el misterio del amor y de la vida, frente al misterio de Dios.

El encuentro con Jesús les quitó el temor. Aunque gratuitamente afirmamos la santidad de estas mujeres, es probable que La experiencia de Jesús resucitado, las marcara para una nueva renovación. De la experiencia con “el viviente” percibieron la nueva vida que brotó para la Iglesia y la existencia misma de los cristianos.

Que alguien dude de La Resurrección de Cristo, como hemos visto en este evangelio, no es algo nuevo. Para nosotros, los que alcanzamos a ver con más claridad en medio de la bruma de ideologías que pardean nuestra sociedad, el dato histórico real y el misterio de fe, se han fundido en una solo verdad: ¡Cristo Resucitó!  Y porque él resucitó, nuestra condición humana ha sido elevada a esta posibilidad. Estamos hechos para una vida plena, la vida que no se acaba, la vida trascendente de Dios.

Quienes continúan buscando entre los muertos al que está vivo, se parecen a un poseído marginal y oscuro que repta en medio de los sepulcros.

¡Alegrémonos! busquemos entre los vivos… es seguro que encontraremos a Jesús. Andemos en medio de nuestras casas, mostrando el rostro de nuestro asomo a La Resurrección.

 

Oración:

Señor Jesús, me encanta la sensación de tu vida, la que nos das; esa sensación de un camino insondable, lleno de luz y de colores, de aromas a fecundidad, a rocío, armonía y paz. Ayúdame a vivir la experiencia de las mujeres que te encontraron en la mañana, que me llene de miedo y de gozo, que se me agolpe el corazón de solo entender que estás vivo, que te puedo encontrar en maneras insospechadas y de saber que esa vida que llevas, es también para mí.

Permite que en mi familia, no tengamos otra forma de vida que la tuya, que nuestra alegría sea mantenida para anunciarte en medio de las plazas, no solo con palabras sino con el testimonio de la luz y del amor. Amén.

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