Domingo 29 Noviembre
Marcos 13,33-37
~ Velen, pues no saben a qué hora va a regresar el dueño de la casa ~
En las horas de la noche, cuando somos más vulnerables, las horas de la duda de fe, del activismo, de la no claridad y de las crisis, podríamos dejar de ser fieles a Dios y a nuestros hermanos.
La parábola de Jesús que se refiere a un hombre que se va de viaje y encomienda a cada uno lo que tiene que hacer, especialmente al portero, puede reordenar nuestra actitud frente a la vida y a la vida futura.
De manera cotidiana, en la fe entendemos que a cada día de nuestra existencia le viene bien una visión trascendente y, por lo tanto, la conciencia de estar viviendo un tiempo de preparación y de espera, en tanto llegamos a Dios.
Custodiar la relación que llevamos con Dios, cuidar nuestra fidelidad a Él, es importante en nuestra preparación de Adviento; especialmente cuando vivimos en un mundo acostumbrado a las infidelidades, a vivir sin rumbo y sin compromisos por la persona humana.
Nosotros queremos custodiar nuestra fidelidad, ser como ese portero para quien su vida y su trabajo tienen sentido solo en relación con su señor, que puede llegar a cualquier hora de la noche, en el momento menos esperado o menos claro.
Oración:
Señor Jesús, me doy cuenta que no he sido un buen casero. No ha sido suficiente estar atento a las necesidades de mi familia. Enséñame a custodiar lo más valioso de nuestros corazones, nuestra fe y nuestro seguimiento a ti.
Permite que en familia y comunidad, seamos puerta para abrir a quienes te necesitan y confortarlos mientras tú los tomas de la mano. No permitas que la somnolencia ponga en riesgo nuestra fidelidad a ti para que cuando vengas en Navidad, tengamos paz y sosiego en encontrarte. Has que nos llenemos de alegría cada vez que regreses a nuestra casa y nos encuentres haciendo lo que nos toca: comunicándonos el amor y sirviendo a los demás. Amén.