De Los Que No Se Espantan
Sábado 29 Abril
Juan 6, 60-69
~ Desde entonces muchos de sus discípulos
se volvieron atrás y ya no andaban con él ~
¿Qué es lo insoportable para los seguidores de Jesús? El anuncio de su futura muerte. La entienden, no como un don, sino como una debilidad y un fracaso. Se niegan a seguir a Jesús en esa entrega. En el fondo, siguen pensando en un Mesías, rey dominador. Solo alcanzan a ver un triunfo terreno; ni en lo mínimo les viene la idea de lo que les ofrece Jesús: una vida definitiva. Entienden la muerte física como un final fatal y no como el inicio de una vida trascendente. Como un subir con Jesús a donde estaba antes.
Esos discípulos tardarán en descubrir que la carne, representa al hombre no acabado, imperfecto, sin capacidad de entrega ni de vida definitiva; y que espíritu, representa al hombre nacido de Dios, capaz de entregarse por los demás y que puede, desde ahora, probar la vida que no termina. Solo con hombres de Espíritu, Jesús puede crear el mundo nuevo.
Jesús los provoca, para que se definan; y Pedro habla por la mayoría: asume que Jesús sea diferente del Mesías que todos esperaban. Y, de momento, lo reconoce como Mesías consagrado por Dios; se adhiere a Él, sin entender del todo su proyecto. Lo único que tiene claro es que sin Jesús, van al fracaso.
Podemos decir que hay clases de seguidores de Jesús: los que prefieren construir el mundo mediante el triunfo y el dominio, y los que aceptan construir el mundo nuevo bajo el programa de Jesús, la entrega de su persona; los hombres acabados por el Espíritu, llenos de amor, configurados con Jesús.
¿Tú de cuáles eres?
Oración:
Señor Jesús, aunque a veces me dan miedo tus Palabras, deseo seguirte en tu cruz, muerte y resurrección. Hay veces en que me siento como Pedro, sin entender el todo de tu camino, pero me viene bien declararme igual que él. ¿A quién más puedo ir, a dónde mejor ir, si solo Tú tienes Palabras de vida eterna? Ayúdame a asomarme al umbral de tu amor. Que aprenda a darme más y a entender la dinámica de morir a mí mismo, para que otros tengan vida.
Permite que en mi hogar, todos seamos del grupo de los que se entregan, de los que nos dejemos acabar por tu Espíritu. Amén.