Lunes 26 Abril
Juan 10, 1-10
~ En verdad, en verdad les digo: el que no entra
por la puerta en el redil de las ovejas, sino que escala
por otro lado, ése es un ladrón y un salteador ~
En este pasaje del Evangelio de san Juan, encontramos los rasgos más claros de la relación entre Cristo pastor y su rebaño; tal como debiera ser la relación de los pastores propios con su pueblo. Se trata de una relación de total identificación e intimidad. Sellada por el vínculo del amor y del conocimiento recíprocos. Es lo más parecido a la relación de Dios en sí mismo.
De alguna manera, todos somos pastores y ovejas. Un padre o madre de familia, lo es de sus hijos, y ellos a su vez, de quienes tienen bajo su dirección. Y de manera oficiosa, los sacerdotes han de ser pastores, para con todos; traduciendo la vida íntima de Jesús.
Y la manera de ejercer este pastoreo, es muy sencilla; solo hay un modo de acercarse a las ovejas, abiertamente y con sinceridad. Si disimulamos u ocultamos algo, nos convertimos en explotadores o en dominadores. Lo mejor es escuchar y seguir nos, mutuamente y con Jesús.
Las autoridades del tiempo de Jesús, igual que las de ahora, corren el riesgo de ejercer su autoridad sobre el pueblo, de manera ilegítima. Para ellos Jesús ha dicho que son ladrones y salteadores, si no entran por la puerta del redil; si no ejercen su autoridad y servicio, con honestidad, transparencia e identificación.
La clave para todos es el conocimiento y la relación personal entre pastores y ovejas; un conocimiento que se convierte en camino de humanidad y de libertad en la experiencia del amor recíproco.
El mundo necesita de mejores pastores en todos los niveles, ¿Yo qué clase de pastor estoy siendo?
Oración:
Señor Jesús, permíteme estar atento a tu voz. Que escuchando tu palabra, sea capaz de evaluar en mi interior, las decisiones que tomo sobre los demás. Que crezca como buen pastor. Y que goce de la comunicación de amor con mis ovejas en el trabajo y en mi hogar.
Permite que en mi familia, la relación contigo sea de intimidad, de comunicación y de amor; y que esta experiencia la podamos trasmitir a los demás. Amén.