Viernes 27 Mayo

Juan 16, 20-23

 

~ Volveré a verlos y se alegrará su corazón

y su alegría nadie se la podrá quitar ~

 

Siguiendo sobre la misma idea de desamparo y a la vez de esperanza de sus discípulos, Jesús nos regala la imagen de esta mujer que va a dar a luz (cfr. Is 26,17); puede significar la humanidad o el pueblo de Dios; pero también cada uno de nosotros. Estamos en medio del mundo, pero avanzando hacia un nuevo alumbramiento de nosotros mismos, hacia la definitiva redención.

 

Es posible que muchos vivamos marcados por el dolor, las inseguridades, las crisis de la humanidad y nuestras propias crisis. Muchas personas pasan la vida como una continua noche oscura. La buena noticia de esta imagen que nos propone Jesús, es que no todo es dolor de parto o noche oscura; que vendrá el alumbramiento, que es una alegría única, a veces indescriptible, fuente de vida en la memoria afectiva de los padres; y de su mano, el amanecer.

 

A cuantos se encuentran en un sufrimiento como este, hay que recordarles que no todo es noche. Que con Jesús termina nuestro exilio, que toda lágrima se enjuga en el misterio de su Cruz y en la vida nueva de su resurrección. El día está cada vez más cerca.

 

La imagen del parto nos reitera en qué consiste el fruto: en el nacimiento del hombre nuevo que todos hemos de ser en Cristo. Nacemos en Él para una vida definitiva, y ese es el gran acontecimiento de nuestras vidas. Debe ser la más grande esperanza con la que nos sobrepongamos a los sufrimientos de este mundo y a la tristeza de nuestras noches oscuras.

 

Oración:

Señor Jesús, gracias por advertirme que no he terminado mi lucha por la vida. Me descubro en pleno alumbramiento; y deseo nacer pleno en tu Espíritu para dar vida y esperanza a los demás. Ayúdame a mantenerme firme cuando viva las pruebas o las crisis que me falta por pasar. Que en medio de mi noche oscura vea a cada momento el lucero matinal de tu persona y de tu proyecto, y me estremezca de amor.

 

Permite que junto con mi familia seamos personas nuevas, nacidas del más bello parto que alguien pueda imaginar; y que veamos con claridad tu luz. Amén.

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