Jueves 18 Julio
Mateo 11, 28-30
~ Y hallarán descanso para sus almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera ~
Como vimos ayer, Jesús es el revelador del Padre a los sencillos de corazón.
Puede ocurrir que luego de haber buscado el conocimiento de Dios durante gran parte de nuestra vida, estemos cansados y agobiados; ¿de qué? De las enseñanzas pobres de los sabios y entendidos, de no entender nada en verdad consistente sobre Dios y sobre nuestro camino de libertad hacia Él.
Jesús nos propone que para alcanzar la verdadera sabiduría seamos mansos y humildes de corazón, a semejanza suya. Nos propone su yugo como camino de conocimiento del Evangelio; pero este yugo no tiene nada que ver con una doctrina, ni siquiera con una propuesta ética, sino con su persona; porque es Él quien está en perfecta comunión con su Padre Dios.
Parece que el yugo de la mansedumbre y la humildad se entiende mejor así: no como una carga agregada al peso de nuestra vida espiritual, sino como autoconciencia de que no podemos solos, y el descanso de entender que Dios hace el camino de la vida con nosotros.
Consideremos que Jesús es un maestro que no domina, el comunicador único de Dios. Su yugo es distinto del de los rabinos; el de estos se había convertido en una observancia estricta que sobrecargaba de prescripciones al pueblo. En este punto podemos preguntarnos: ¿qué tan cansados estamos del yugo de nuestra ley religiosa? ¿Qué tanta necesidad de descanso tenemos en el seguimiento de nuestra religión? Y descansar en este Evangelio, porque la Buena Noticia es que Jesús alivia nuestras cargas; solo es necesario jalar con Él.
Por último, tomemos en cuenta que la levedad del yugo de Jesús no consiste en que exija menos que los rabinos de su tiempo, sino en la mansedumbre y humildad de corazón con que nos hace ligera la carga, la ley que pasa de ser rigorista a una ley de amor.
Oración:
Señor Jesús, creo que yo no estoy cansado ni agobiado por mi religión. Sin embargo, la deseo más libre; así como Tú nos la ofreces, no sin responsabilidades, pero sí despojada de imposiciones que no transparentan el espíritu con el que quieres que nos amemos. Ayúdame a cargar mi yugo, que yo sienta la carga-responsabilidad de mi alma y la de mi familia. Quiero cargar contigo, ver que cuanto más cargo con amor, más libre y descansado puedo ir pasando la vida.
Permite que en mi casa, todos sintamos el gozo de cargar contigo, en favor de tu proyecto y de nuestros hermanos más vulnerables. Amén.