Familiares De Dios
Lunes 30 Diciembre
Lucas 2, 36-40
~ No se apartaba del templo ni de día ni de noche,
sirviendo a Dios con ayunos y oraciones ~
Es posible que al escuchar este episodio de la presentación de Jesús en el templo, nos venga la imagen del anciano Simeón. Ana y él tienen mucho de común: los dos han esperado por años, pegados al templo, la hora de la manifestación de Dios. Ambos son ancianos y laicos. Se han consagrado a Dios desde la esperanza, ofreciendo un humilde servicio en el templo. Han sabido leer, gracias a su sencillez de vida y a su fe profunda, la presencia de Dios en la humanidad de Jesús.
¿Podemos imaginar el gozo de Ana y de Simeón? Tienen una sensibilidad particular respecto del sentido de familia. Si lo pensamos bien, ellos esperaron muchos años, con el deseo de ser familiares con Dios, y quieren comunicarlo a los demás.
El hecho de que Jesús: crezca y se robustezca; se llene de sabiduría, y que la gracia de Dios lo acompañe, nos indica que el misterio de su Encarnación sigue su marcha, a través de una vida familiar y ordinaria.
Parece que así lo previó Dios: hacer crecer a Jesús en el amor y la donación de la familia humana; y a través de esa familia, previó que Jesús alcanzara una sabiduría suficiente para ver y comprender a profundidad el plan de su Padre del cielo.
Oración:
Señor Jesús, bendice a mi familia. Que cada uno de nosotros, busquemos a semejanza de la profetisa Ana y de Simeón, una familiaridad contigo y el gozo de experimentar tú presencia. Amén.