Jueves de Ceniza. Lucas 9,22-25

~ Jesús les prohibió que dijeran a nadie que él era el Mesías, y añadió: “El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser rechazado por los senadores, sumos sacerdotes y letrados, sufrir la muerte y, al tercer día, resucitar”. Y dirigiéndose a todos, dijo: “El que quiera venir conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue cada día con su cruz y entonces me siga; porque si uno quiere poner a salvo su vida, la perderá; en cambio, quien la pierda por causa mía, ese la pondrá a salvo. ¿Y de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si acaba perdiéndose a sí mismo?”. ~

El destino de Jesús y de cuantos lo sigamos no se limita al triunfo terreno. Él no vino sólo como una oposición temporal a los dirigentes (cf 6,22ss). Aunque de momento el sufrimiento y la muerte nos espanten, no tienen la última palabra sobre el ser humano. Al contrario, son un camino natural para dar vida.

Es verdad que cuesta trabajo negarse a sí mismo, renunciar a toda ambición de dinero, prestigio o poder; sin embargo, hoy podemos ser conscientes de que nuestra esencia personal se expresa mejor sin estos condicionamientos sociales. Es la manera de no ganar el mundo, pero sí de ganarse a sí mismo.

Si cargamos la cruz, no significa que nos sacrifiquemos sin valor o por puro fanatismo; sino un modo de resistir la injusticia y la hostilidad que nubla la mirada de muchos en la sociedad.

La salvación se realiza más allá de la vida física; no hay que ceder a la ambición, porque destruye al hombre; ni a la presión social, porque lo enajena.

Negarse a sí mismo está en continuidad con Ganarse a sí mismo. Durante nuestra preparación de Cuaresma, intentemos este ejercicio: que aparezca más el proyecto de Dios en mi vida, que el mí; que, al menos, ponga en duda la libertad y bondad de mis impulsos y deseos.

Oración:
Señor Jesús, no permitas que me pierda en mi egoísmo. Que durante este tiempo de reflexión y buenas obras alcance a descubrir el valor de negarme a mí mismo, para seguirte a ti.
Permite que mi familia sea un lugar privilegiado de tu presencia, y que nos ganemos a nosotros mismos, por la donación de nuestras personas. Amén.

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