Sábado 22 Enero
Marcos 3, 20-21
~ Se juntó tanta gente, que no los dejaban ni comer ~
Jesús vuelve a casa. El lugar en el que la vida de familia ha seguido igual; pero la suya no. La vida de Jesús ha modificado su entorno más cercano. Su ministerio empieza a producir el desafío y el rompimiento con el orden establecido, con las autoridades judías.
La comunidad está dividida: muchos lo siguen porque han oído sus obras, y simpatizan con su proyecto; otros porque dudan del sistema político y social de su pueblo, y no han entendido bien a bien la sociedad alternativa que Jesús quiere lograr.
Han venido a su casa, para cerciorarse que Jesús tenga elementos para enfrentar a las autoridades establecidas. Debió ser gente igual que muchos de nosotros hoy, que no estamos del todo contentos con la manera en que transcurre nuestra vida social, ni con muchos de nuestros representantes.
Al centro aparece la duda: si Jesús está fuera de sí, es decir loco. Si lo que propone es factible y bueno, o no.
Jesús hasta aquí, no resuelve sus dudas. Seguirá llamando a construir un nuevo Israel y a liberarse de toda ideología. En último término, gente indefinida como esta, subirá en masa al Gólgota, para crucificarlo. Desde entonces, como hasta ahora, parece que no podemos superar esta inseguridad. Tenemos miedo rebasar los límites de lo “razonable” y atrevernos a vivir de manera diferente. Tememos dejar las seguridades de cualquier sistema, por malo que este sea. Y a veces tenemos flojera trabajar por una sociedad nueva.
¿Cuánto tiempo hace que no me muevo por grandes convicciones? ¿Cuánto tiempo que no me rebaso en lo superficial para encontrar lo esencial de mi vida y de mi familia?
Jesús ha hecho una “opción fundamental” de frente a su Padre Dios y de frente a la sociedad de su tiempo. Por eso sus parientes pensaron que se había vuelto loco, porque Jesús se determinó en su proyecto, y esto hizo relativo todo, incluso la vida privada de casa.
¿En qué podemos tomar una opción fundamental, parecida a la de Jesús?
Oración:
Señor Jesús, ayúdame a superar los límites de lo razonable, para encontrar el sentido de lo que hago. Que mi vida se llene de ilusión al optar por ti y por el bien de los demás. Que esta sea mi opción fundamental: seguir tu proyecto, interpretar desde la fe, el amor que he de hacer obra en mi familia y en la sociedad.
Permite que en casa, en mi familia, todo transcurra para bien de los demás, aunque a veces parezca que hemos perdido el juicio. Amén.