Miércoles 25 Marzo La Anunciación

Lucas 1, 26-38

 

~ Entrando adonde estaba ella, el ángel le dijo:

Alégrate llena de gracia, el Señor está contigo ~

 

La escena de la Anunciación es una bellísima imagen, que puede despertar en nosotros la certeza de que Dios hoy también se busca un lugar así en la cotidianidad de nuestra vida. Y si Dios quiere entrar, nosotros queremos hacerle un espacio. Pero no un espacio solo material, sino interior, teológico, un espacio relacional.

Qué importante es darle un lugar a Dios en este tiempo, cuando el mundo se lo ha quitado, cuando el ateísmo práctico se cuela en medio de nuestras familias sin sentirlo y sugiere a las nuevas generaciones una vida sin Él.

Es posible que algunas veces intentamos dar un lugar a Dios, sin embargo, revisemos de no estárselo dando condicionado, de no ponerle límites, de no pretender que Dios llegue hasta donde está nuestra comodidad de que Él exista.

La Virgen nos enseña la manera de responder a Dios, ofreciéndose totalmente como un lugar para Él; y Dios insiste en que le ofrezcamos lo único valioso que tenemos: nuestra pobreza.

Podemos ver cómo escoge Dios el lugar que desea en nosotros y en medio de nosotros: el ángel Gabriel no fue enviado a la gran ciudad de Jerusalén, sino a un pueblito de las montañas de Judea llamado Nazaret; no a un templo, sino a la casa de María; no a un sacerdote, a un consagrado, sino a una virgen.

Decidamos hacerle el mejor lugar porque Él desea repetirnos, como el ángel lo hizo con María: “El Señor está con nosotros, que hemos hallado gracia ante Él”. ¿Ves? Dios se busca una persona concreta, ¿quieres ser tú?

 

Oración:

Señor Jesús, aunque me avergüenza mi miseria, ven y hospédate en mi corazón. Haz de mi hogar un santuario. Permite que tu madre la Virgen, nos enseñe a no estar desposados con ningún señor, para que nos desposes tú. Amén.

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