Viernes 29 Abril
Juan 6, 1-15
~ Entonces dijo Jesús: “Hagan que se recueste la gente”. Había en el lugar mucha hierba ~
La Pascua de Jesús se contrapone a la Pascua oficial. Jesús está inaugurando el nuevo éxodo de quienes creen en Él. No es un caudillo que acarrea gente; la multitud que lo sigue, se convierte en una comunidad de personas que están compartiendo la alegría de su liberación. No todos están enfermos, pero todos los siguen porque lo que les da, es algo que por mucho tiempo esperaron, la alegría de la liberación.
Jesús sube al monte, como lo hizo Moisés (Éx 24,1s.9.12); ese lugar representa la esfera divina, el lugar donde reside la gloria y el amor de Dios, ahora en Jesús.
Si Jesús se situó allí, del otro lado del mar, del lado pagano, es porque representa la alternativa de liberación frente al sistema judío.
El milagro de la multiplicación de los panes, nos dice que en el nuevo orden de su comunidad, no hay que esperar a que alguien pida, hay que adelantarse a las necesidades de los demás. Ese día, Jesús enseñó a sus discípulos a compartir. Confiados en el poder de Dios, no solo basta el alimento que se ha puesto al centro, sino que sobra.
Los discípulos que ahora distribuyeron los panes y los pescados, aprendieron que su estilo de vida sería este: llevar el alimento de la Palabra de vida y del Sacramento a todos.
Es evidente que Jesús está atento a las necesidades básicas de quienes lo siguen, pero Él quiere darles algo más: en ese pan está presente el amor de Dios, el encuentro con Él. Lo que hoy vemos es la Eucaristía y en ella, damos testimonio del amor de Dios; esto nos lleva a la caridad para con el prójimo, la Eucaristía nos hace libres.
Oración:
Señor Jesús, déjame seguirte hasta el otro lado; enséñame a ver desde la otra orilla y a compartir mis bienes con los demás.
Que en mi hogar, todos vivamos la experiencia de la Eucaristía, como acto de liberación, como camino de caridad con los demás y como alegría de liberación. Amén.