Lunes 18 Mayo

Juan 15, 26-16,4

 

~ Él dará testimonio de mí.

Pero también ustedes darán testimonio,

porque están conmigo desde el principio.

Les he dicho esto para que no se escandalicen ~

 

El Espíritu de la verdad que procede del Padre hace al testigo y orienta el rumbo de las comunidades. Por desgracia, el mundo, al que Jesús enfrentó y que sigue siendo nuestro propio mundo, no se permite con facilidad la experiencia de la verdad.

El espíritu del mundo, podríamos decir, es contrario al Espíritu de la verdad, que es el Espíritu de Dios; y en su posición cerrada, desaprovecha esa verdad que puede elevarlo.

Nosotros entendamos que, igual que en tiempo de Jesús, hoy existen instituciones que, creyendo hacer el bien, condenan a grupos étnicos, ideológicos y religiosos; e incluso matan personas con tal de no perder el poder. De estos tales, más allá de su responsabilidad ante el mundo y ante Dios, con ánimo de ayudarlos podemos aducir que “no conocen al Padre ni a Jesús”.

Muchos han vaciado a Dios de su propio ser y lo han llenado con la proyección de sus ambiciones particulares; así, se han convertido en idólatras de sí mismos y, a la vez, en destructores de cuanto se oponga a su dominio. Sin embargo, para los que estamos adheridos a Jesús, el mal de este mundo no tiene la última palabra; tenemos el testimonio que viene de conocer el Espíritu de Dios. Ese testimonio nos hace crecer en inteligencia, consuelo y verdad. Nos permite comprender el mundo, a Dios y a nuestros hermanos en un horizonte de eternidad.

¿Cuándo descubro que Jesús me ha dado su Espíritu de Verdad? ¿Cómo ha sido mi testimonio?

Para quienes se confunden en el mundo, está nuestro testimonio de Jesús, y su Espíritu de verdad.

 

Oración:

Señor Jesús, veo que tu Espíritu de verdad viene todas las veces que lo necesitamos en nuestra vida; ayúdame a no soltarme de esa conciencia de paz, verdad y consuelo que me da tu Espíritu, para discernir con justicia las decisiones que voy tomando en mi vida.

Permite que en nuestra casa, todos avancemos en la experiencia de tu verdad y en el consuelo de tu Espíritu. Amén.

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