Martes 25 Mayo

Marcos 10, 28-31

 

~ Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo

y te hemos seguido ~

 

Pedro, siguiendo la idea del desapego de los bienes, con su afirmación: “Lo hemos dejado todo…”, intenta una respuesta gratificante por parte de Jesús. En su lugar recibió algo superior, la promesa del cien por uno en la vida presente y para el futuro, la vida eterna.

Es verdad que no es fácil aceptar una promesa como esta. Porque el ciento por uno en casas, hermanos o hermanas, madres o padres, hijos o tierras, no significa, en el proyecto de Jesús, algo cuantitativo o material, sino algo cualitativo. Recibir el ciento por uno significa que quien deja todo por Jesús y su misión, se ve envuelto en una dinámica misteriosa de comunión de afectos y bienes, superior a las pequeñas pertenencias a que ha renunciado. De esta forma, el discípulo logra un desarrollo mayor sin necesidad de poseer bien alguno. Y es que, la Comunidad del Reino suple de forma maravillosa los afectos de familia y las posesiones materiales.

Seguir a Jesús sin apegos, viene como una llamada a confiar en riquezas mayores que solo Dios puede dar. Sobre todo la libertad y la plenitud para servir y amar. Esta es nuestra verdadera posesión del cien por uno.

Sería un error interpretar que los discípulos de Jesús hemos de vivir retenidos y replegados solo al ámbito de la no posesión material y de la comunidad cristiana. La propuesta del reinado de Cristo nos lleva a participar en la justicia social. No nos aseguramos de nada material, pero eso mismo nos capacita para construir estructuras para la justa distribución de los bienes. Lo mismo que hacemos hacia el interior de nuestra familia y de la comunidad del Reino, lo proponemos para la sociedad en general, superar las posiciones de jefes o dueños que generan dependencias, dominio o control, para crear una comunidad igualitaria de servicio, de amor y de abundancia.

Si lo pensamos bien, es verdad, la mayor felicidad humana no es proporcional a la suma de nuestros bienes y del ocio con que contamos para disfrutarlos, sino en experimentarnos realizados como personas, en el ejercicio de la mutua comunicación de bienes, de vida y de amor.

¿Ya has experimentado la posesión del ciento por uno?

 

Oración:

Señor Jesús, ayúdanos a dejar lo que nos esclaviza.

Has posible que en nuestra familia, vivamos ya tu promesa del cien por uno. Que seamos libres y vivamos plenos sirviendo y amando en nuestras nuevas familias del Reino. Amén.

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