Domingo 27 Junio
Marcos 5, 21-43
~ Si logro tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré ~
Jesús encuentra a una multitud que bien pudo identificarse en estos dos personajes: la hija de Jairo, como imagen del pueblo sometido a la institución; y la mujer con flujos, imagen del pueblo marginado, impuro.
Jairo opta por acudir a Jesús, quien ya ha sido excomulgado de la institución que él, como jefe de la sinagoga, representa. La mujer con flujos se atreve a violar la ley de impureza. Ambos superaron los condicionamientos de tipo social, político y cultual, y gracias a ese atrevimiento, alcanzaron la vida y el Espíritu de Jesús.
El acontecimiento es hermoso, lleno de movimiento, como un torbellino que Jesús genera para rescatar, no solo de sus males, a cuantos lo siguen, sino para llevarlos a escalar la vida, a través de la fe, para recoger la nueva dignidad de personas y de hijos que Dios nos da.
¿Qué me condiciona para expresar mi fe?
¡Que nuestra fe sea atrevida!
Oración:
Señor Jesús, ¡Cuánto goza mi corazón! ahora que veo tus obras, las que realizas cuando creemos en ti. Enséñame a salir de mis miserias de fe, para ir más allá, como Jairo o la hemorroísa. Deseo que sanes a los míos y que me limpies de mis impurezas. Déjame tocarte con fe, permíteme amarte así, en el silencio de la multitud, pero sintiendo que tu fuerza me salva personalmente.
Entra en mi casa, míranos en familia, calma nuestros alborotos y llantos; y dispón de nuestra vida. Amén.