Reconozcamos a Dios
Domingo 18 Octubre
~ Den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios ~
Las autoridades religiosas y civiles se habían aliado para hacer caer a Jesús. En el fondo de esta trampa está el reconocimiento de Dios, el reconocimiento de los poderes temporales y religiosos. Jesús estorba a unos y a otros si piensa declararse Mesías nacionalista, un líder religioso, pero con incidencia temporal.
Nosotros queremos responder a los deberes de la vida concreta, civil y religiosa, pero reconociendo a Dios como principio de toda autoridad y poder.
Paguemos el tributo, pero procurando romper la cadena de injusticia, hasta donde no se comprometa la estabilidad de nuestro proyecto de familia en Dios.
El orden social es necesario; todos debemos contribuir para mantener el estado de derecho y las garantías individuales; el proyecto del reino no suprime las autoridades civiles. Servir a Dios no nos exime de nuestras obligaciones con la sociedad; se puede pagar incluso al injusto, al que sabemos que no administra a favor de todos o malversa los bienes de la nación, pero solo para devolverle su pobre poder, del cual no necesitamos en el plano religioso para la salvación.
Cuando Jesús pide la moneda del tributo que lleva la imagen del César, con la inscripción César es Dios o César hijo de Dios, y concluye no den sino devuelvan al César lo que es de él; está diciendo a los confabulados, fariseos y secuaces del partido de Herodes: César no es Dios, pero ustedes usufructúan su poder, atrévanse a devolver el poder al dominador para que no pese sobre ustedes, atrévanse a renunciar a este beneficio, a salir del lugar de dominio que les da el sistema de injusticia. Y les está diciendo que sobre el César está Dios.
Hay que pagar el tributo, pero no porque sean dioses, sino por nuestra responsabilidad civil; pero hay que pagarlo buscando no ser dominados, entendiendo el influjo de Dios en cualquier poder y reconociendo el primado de Dios en nuestra sociedad.
Oración:
Señor Jesús, enséñame a usar tu poder frente a los poderes de este mundo. Que me atreva a romper la cadena de injusticia y de dominación de nuestra sociedad y te reconozca como Dios.
Haz que en familia y comunidad administremos cuando podemos y tenemos en favor del bien común y en especial de los más vulnerables. Amén.