Viernes 9 Junio
Marcos 12, 35-37
~ David mismo lo llama Señor ~
Jesús sigue enseñando, clarificando quién es él y el camino que ha de tomar en su misión. Los letrados intentan proponer que él es el sucesor de David, pero Jesús deja claro que no es solo el Hijo de David, es decir, descendiente mesiánico real, o el siervo en el que Dios se complace, sino que es Hijo de Dios, por tanto Señor, como el mismo David lo ha llamado antes de que viniera.
Con esto queda claro que el reino de Jesús Mesías, no se limitará a Israel. Jesús rechaza el puesto que le quieren dar; un rey guerrero y victorioso, que restaure el trono de David y la hegemonía de Israel sobre los demás pueblos. Por el contrario, Jesús quiere el designio universal de Dios (Cfr. 8,33), Israel al servicio de los demás pueblos.
Jesús no rechaza ser llamado Hijo de David, como en el caso de los enfermos que buscaban su curación o el pueblo en su entrada mesiánica a Jerusalén. Pero desea romper con equivocadas comprensiones de los letrados, dirigentes, y del pueblo mismo. El título de Señor, no lo ganará por una prerrogativa política o de tradición, sino por el don de sí mismo, en su muerte y resurrección y por ser Hijo de Dios.
El contacto continuo de Jesús con su Padre del cielo, le permitió mantenerse claro en su misión de salvar al mundo por medio del sacrificio y del amor.
Seamos Hijos en el Hijo, intentemos que las ofertas del mundo no obscurezcan nuestra identidad más profunda ni nuestra misión.
Oración:
Señor Jesús, gracias por enseñarnos que además de nuestra generación temporal, tenemos la filiación divina.
Ayúdanos en familia a vivir siempre serenos, honrando tu sacrificio en la cruz por medio de nuestra donación y servicio a los demás. Amén.