Sábado 22 Febrero Cátedra de San Pedro

Mateo 16, 13-19

~ Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, 

y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, 

y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella ~

En la solemnidad de los santos apóstoles Pedro y Pablo, nos descubrimos llamados a construir la Iglesia a ejemplo suyo, como nuevas rocas.

Lo primero que salta a la vista es la personalidad de uno y otro. Fueron tan distintos, pero construyeron por igual. 

Delante de la Basílica de San Pedro, encontramos dos significativas estatuas: una de Pedro y la otra de Pablo. Cada uno sostiene en sus manos los signos de su ministerio. Pedro, las llaves del Reino, y San Pablo la espada de la evangelización. Me parece que estos dos signos en sus manos, pueden expresar un universo de sentido, en la manera en que construyeron la Iglesia. Detrás de esos signos que la tradición cristiana ha conservado de ellos, está también la historia de su relación y servicio a Dios. ¿Cuáles podrían ser nuestros signos de construcción de la Iglesia?

Pablo profesó su fe muchas veces; basta recordar sus palabras: para mí vivir es Cristo; todo lo considero basura al lado de haber conocido a Cristo.

Pedro la profesó desde Dios, como escuchamos en el evangelio. Cristo mismo le instruye: “¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre que está en los cielos!”. Entendemos que para profesar la fe hay que permitir la revelación de Dios, más allá de nuestras capacidades humanas.

Pablo es roca, abriendo el evangelio a los paganos, conquistando desde el testimonio y la cultura universal.

Pedro es roca, en el depósito que Cristo pone sobre él: las llaves para abrir y cerrar, el poder para atar y desatar. Implicó ser fiel administrador del mensaje de Cristo.

Oración:

Señor Jesús, revélanos tu misterio.

Permite que en familia y comunidad nos atrevamos a construir tu Iglesia; que dejemos a cada miembro desarrollarse hasta donde tú lo deseas. Aunque nos da miedo dar de sí, instrúyenos, danos fortaleza y después, pídenos lo que quieras. Amén. 

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