Sábado 13 Junio
Mateo 5, 33-37
~ Pues Yo les digo que no juren en modo alguno ~
Continuamos con la interpretación que Jesús hace de la ley. En la nueva ética que Él propone, el juramento no tiene lugar en la relación con Dios. Y el juramento que se dan entre las personas, muestra la mentalidad engañosa de una de las partes o de las dos; manifiesta la desconfianza respecto del otro.
El juramento, entonces, no tiene lugar en la nueva práctica de la ley. Por lo mismo, el perjurio queda excluido. Si no se da el juramento, tampoco existe la posibilidad del perjurio, es decir, posibilidad de fallar o incumplir un juramento hecho a Dios.
En el fondo, Jesús promueve la fidelidad a la voluntad de su Padre. No se requieren más leyes, sino una respuesta fiel y amorosa de parte del hombre a Dios.
La novedad de Jesús, respecto de las anteriores interpretaciones de la ley judía, está en la fidelidad a Dios. Jesús recupera y pone en el centro el sentido y el espíritu de la ley, no una letra muerta, adormilada o manipulada; sino la vida del amor.
En efecto, Jesús es la Buena Noticia del amor. Este es su evangelio: el amor de Dios a la persona humana; por lo mismo, la respuesta del hombre se discurre de la misma manera, como un amor incondicional a Dios y al ser humano.
Esta es la novedad y la superioridad de la ley cristiana, que la ley de amor, se convierte en un pedagogo, que supera el culto vacío y pone en su lugar la acción del amor y la búsqueda de la voluntad de Dios. No se contenta con una observancia externa qué cumplir, sino que se estira hasta alcanzar una ética de conversión personal al amor de Dios.
Recordemos hoy, las veces en que hemos tenido necesidad de hacer un juramento, y la pureza de esta intención. Si lo pensamos bien, cuando realmente deseamos algo, con amor puro, no son necesarias las palabras, sino las acciones que cambian situaciones y vidas, sobre todo en la familia. Es posible que hoy mismo, baste un cambio de actitud en ti, para renovar cualquier relación: laboral, de amistad, y no se diga de pareja y familia.
Seamos transparentes, sin necesidad de justificarnos en ninguna ley. Digamos simplemente “Sí, cuando es sí y No, cuando es no”, estaremos en paz de haber salvaguardado el amor.
Oración:
Señor Jesús, qué clara se me hace tu regla de vida y de amor, y a veces qué difícil. Ayúdame a ser transparente, sin dobles intenciones, a generar el amor antes que el dominio o la manipulación.
Permite que en casa, con mi familia, leamos tu ley de amor a cada momento, y seamos valientes y libres para trascender en al amor. Amén.