Tendamos Hacia Lo Alto
Miércoles 25 Enero
Conversión de San Pablo
Marcos 16, 15-20
~ Después de hablarles,
el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios ~
Con la Ascensión de Jesús a los cielos, celebramos el cumplimiento de su misión salvadora. Esta salvación tuvo inicio en la Encarnación, y ahora culmina con el regreso de Jesús a la derecha de su Padre Dios.
La ascensión de Jesús nos confirma que, en Cristo, nuestra humanidad es llevada a las alturas de Dios. En su humanidad ascendente, asumió consigo a todos los hombres en la intimidad del Padre. Nos deja conocer así el destino de nuestra peregrinación terrena.
Pero, ¿cómo sucede la Ascensión? Podemos acercarnos a ese momento histórico de los apóstoles, si la vemos como una “teofanía” que es la manifestación de Dios, igual que en la transfiguración. Ellos veían a Jesús en el plano fenomenológico: ahí estaba con su cuerpo resucitado y glorificado, pero traspasando la realidad, para entrar en el misterio divino. Podemos decir que en su Ascensión, Jesús ha vencido todos los condicionamientos de la naturaleza humana y las categorías espacio-temporales.
Imaginemos la Ascensión de Jesús no como un cohete que sube, sino como fuerza de atracción hacia las realidades de arriba. Jesús ejerce una fuerza elevadora, como la de un “torbellino”. Pero es necesario que nosotros estemos dispuestos a tender a lo alto. Dejarnos jalar hacia la plenitud de Dios, para completar nuestro ser.
Esta es la idea que puede acompañarnos el día de hoy: Tender a lo alto. Creo que es importante si tomamos en cuenta que el mundo nos hace tender hacia abajo. Es necesario si consideramos que viviendo nuestra vida en tensión hacia arriba, cumplimos una tarea que transparenta la nueva presencia de Jesús. San Pablo cayó por tierra y solo un poco después, Jesús lo levantó para nunca descender.
Oración:
Señor Jesús, ayúdame a tender a lo alto.
Que junto con mi familia podamos superar la gravedad que nos sujeta a las realidades del mundo. Que creamos y proclamemos al estilo de tus primeros discípulos. Amén.