Lunes 8 Julio

Mateo 9, 18-26

~ ¡Ánimo!, hija, tu fe te ha salvado ~

 

Esta escena, que tiene paralelo con Mc (5,21ss), nos muestra el movimiento atrayente de Jesús. Da la impresión de que Él es la única alternativa de salvación para Israel; y se le siente en una urgencia de completar su misión.

La hija del magistrado que se postró ante él, y que en Marcos conocemos como Jairo, representa al pueblo sometido a la institución. Y la mujer enferma representa a los israelitas marginados por la ley.

El entorno se entrevé catastrófico sin la intervención de Jesús. Quizás esa haya sido la intención del evangelista: subrayar que, en ese punto de la tensión vital del pueblo, Jesús es el único Señor de la vida, el eje sobre el que todo caos puede encontrar su centro. Solo es necesario algo: la fe; tanto en el caso de la hemorroísa como en el del magistrado, la fe dinamiza el milagro. Pensemos que estos dos casos son irreversibles. Mateo escribe que la niña ya está muerta; y la hemorroísa, después de doce años, no tiene esperanza. Es igual a decir que la opresión y la marginación en que vive el pueblo es imposible de superar. Aquí se aprecia una idea fuerte de la intención de Mateo: mostrar que allí donde ya no hay esperanza, donde todo se presenta dramáticamente estático, puede suceder el cambio, la liberación/salvación. Puede destrabarse lo que hasta entonces había sometido a la comunidad y a sus miembros.

Veamos qué más intenta el evangelista: desarticular la idea de magia en las curaciones de Jesús. En Marcos, la mujer con flujo de sangre se cura de solo tocar el manto de Jesús. Como si de Él brotara una energía superior que al simple contacto actuara su poder, incluso sin darse cuenta. Aquí, al contrario, la mujer sana recién cuando Jesús se lo confirma con sus palabras: “¡Ánimo!, hija, tu fe te ha salvado”.

Es probable que nos veamos reflejados en los personajes de este Evangelio, o en el sentido de opresión del pueblo. Incluso, que en nuestra vida personal o familiar nos encontremos en una situación desesperada. La Buena Noticia de hoy es esta: que Jesús está siempre como eje donde todas nuestras inercias y caos personal o social pueden tomar su centro. Intentemos una fe así, no mágica, sino madura; intentemos creer no de manera estática, sino saliendo al encuentro de Jesús, que vuelve a hacerse presente en las enseñanzas de su Palabra, especialmente en domingo, y en las manifestaciones de vida que todavía hallamos en nuestra persona interior y en la comunidad a la que pertenecemos.

Oración:

Señor Jesús, no pases tan rápido por mi camino. Detente un poco, para que yo pueda escucharte y encontrarte. Me fascina el modo en que salvas, curas o liberas, que para el caso, es lo mismo. Yo también necesito ser curado, liberado y salvado en un único acto, tal cual lo fueron la mujer de flujo y la hija del magistrado. Ayúdame a creer con una fe estable, y a ver con mis propios ojos el punto exacto en el que tú actúas estas liberaciones.

Permite que en casa, con los míos, podamos superar la idea mágica de la fe y nuestro conformismo e indiferencia ante las situaciones que parecen irreversibles. Mueve nuestros corazones para que te sigamos con una fe limpia. Amén.

 

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