Jueves 12 Noviembre

Lucas 17, 20-25

 

~ El Reino de Dios viene sin dejarse sentir ~

 

Para los fariseos, la llegada del Reino ha de suceder con la restauración gloriosa de Israel como nación; y se ha de notar que Dios intervenga de forma extraordinaria.

Para Jesús, la llegada del Reino incluye dos momentos: la destrucción de Jerusalén, y la entrada de los paganos (22,29-33; cf 9,27).

Jesús instruye a sus discípulos para que no se dejen mover por las tendencias de la masa: les dirán: véanlo, está aquí o allí; pero no vayan corriendo. Porque el Reino no es una realidad que acontezca sin participación del ser humano. No se instaurará por una intervención divina, de un solo golpe; sino que se irá implantando con la colaboración de los ciudadanos del Reino. Entonces, el Reino no se hace sin el trabajo de los testigos de Jesús.

En nuestra cultura de hoy, la idea de victoria se asocia al éxito rotundo. En cambio, desde nuestra perspectiva cristiana, la victoria se logra en un proceso, a veces largo, según nuestros criterios, y a veces accidentado.

De frente a este Evangelio, nos viene bien recordar esto. Sobre todo, admitamos que la realización del reinado de Dios en nuestro entorno tiene lugar según los tiempos de Dios, no según los nuestros, ni según nuestros cálculos; y requiere de nuestro trabajo generoso y perseverante.

Aunque el Reinado de Dios irrumpió en la historia humana con la resurrección de Jesús, en cada tiempo de la historia de la humanidad, y en nuestro tiempo, se va realizando, de etapa en etapa, y así hasta la victoria final, con la segunda venida del Señor. Este es el Día al que se refiere Jesús; y mientras llega, nos toca trabajar viviendo la comunión y la fraternidad que nos regala Jesús.

Es posible que cualquiera de nosotros no distinga, en la vida cotidiana, dónde en concreto está ocurriendo el reinado de Dios. Sin embargo, basta disponerse un poco para reconocer que cuantas veces actuamos de acuerdo con las enseñanzas de Jesús, su Reino se hace visible. No en la espectacularidad de nuestro altruismo o desplegados de servicio social, sino en acciones de caridad, de justicia y de paz con las que ayudamos a que el mundo sea mejor.

Recordemos que los signos del Reino según Jesús están en las bienaventuranzas; y entonces en la pobreza y la humildad, la solidaridad con los pobres, la curación de los enfermos, la liberación de la mujer, la nueva religión que se vive en espíritu y, en verdad, el nuevo templo en su persona, su pasión, la cruz y la resurrección.

El reinado de Dios lo vamos haciendo.

 

Oración:

Señor Jesús, me consuela que tu reinado esté en obra; me llena de esperanza saberme llamado a trabajar en él, con una actitud creativa y generosa. Me doy cuenta de que en algunas ocasiones de mi vida he recibido beneficios del reinado que instauraste desde tu cruz y resurrección; como cuando he sido perdonado por aquellos a quienes hice daño, o cuando he ayudado a alguien por la única razón de que tú lo amas. Ayúdame a trabajar mucho porque nuestra sociedad se siga impregnando de tus leyes de amor, y que muchos se convenzan de la calidad de vida que nos da tu reinado.

Permite que junto con los míos, desde casa, construyamos un mundo mejor, mientras llega el día final en que completarás en nosotros la plenitud de tu vida. Amén.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *