Domingo 24 Mayo

Mateo 28,16-20

 

La Ascensión de Jesús completa su misión en el mundo y, al mismo tiempo, inaugura la misión de sus discípulos. Al marcharse, Jesús inaugura un nuevo modo de su presencia y un nuevo modo de ejercer su misión, a través de sus apóstoles.

Nosotros recibimos, como los discípulos, poderes que humanizan y que divinizan. Son poderes del Espíritu que estamos llamados a actuar.

Es importante dedicar esta semana a encontrarnos con nuestros poderes trascendentes, y permitir que el deseo de plenitud nos lleve a vivir estas capacidades espirituales que urgen en la vida de la familia, de la Iglesia y de la sociedad. Especialmente ahora, cuando el mundo nos ofusca con poderes contrastantes de injusticia y de opresión, con poderes bélicos, pero poderes que en lugar de elevar al ser humano a la vida que trasciende, lo postran frente a su propia destrucción y su nada.

¿Cuáles son tus poderes trascendentes? ¿Cuáles capacidades de tu espíritu has encontrado?

Intentemos vivir esos poderes que Jesús nos ha alcanzado en este nuevo envío.

 

Participemos la condición divina

Ha de ser una alegría grande cumplir la misión de Jesús resucitado que sube al cielo.

Implica: “enseñar”, mostrando desde el testimonio, la experiencia de Dios que es capaz de conquistar nuevos discípulos. Implica: “proclamar” el bautismo que vincula con el Padre Dios y que potencia nuestro ser.

Vivir la condición divina, significa también vivir la nueva presencia de Cristo en la práctica del amor, que se cristaliza bellamente en el ejercicio de las bienaventuranzas.

Muchos necesitan vivir la condición divina a la que nos atrae Cristo desde su Ascensión, pero esto solo es posible si nosotros vivimos el poder que nos ha dado.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *