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6 mayo, 2022

Vivamos La Vida Que Supera La Muerte

Domingo 8 Mayo

Juan 10, 27-30

 

~ Mis ovejas escuchan mi voz;

yo las conozco y ellas me siguen ~

 

La escena del Evangelio que escuchamos hoy, se desarrolla en la fiesta judía de la Dedicación del Templo. Esto es significativo si consideramos que en la teología de Juan, Jesús es el nuevo templo consagrado por el Padre.

 

Jesús se pasea en el templo de Jerusalén, en el pórtico de Salomón. Desea ser claro para sus adversarios que lo único que intentan es que Él se exhiba, y para sus seguidores, que buscan una verdadera atención por parte de sus dirigentes. Es en este contexto que Jesús se les muestra como Mesías, pero bajo la figura del Buen Pastor. Para sus oyentes fue más fácil entender la mística de las ovejas que conocen la voz de su pastor, que para nosotros hoy. Necesitamos recoger detrás de esa figura de Buen Pastor, lo que ellos experimentaban. Conocer al pastor tenía un toque de cercanía y de pertenencia, implicaba escucharlo y seguirlo; implicaba la fidelidad: las ovejas no escucharían una voz extraña ni seguirían a un pastor diferente, porque con el Buen Pastor, vivían una historia de pertenencia y la garantía de su protección.

 

Cuando Jesús les dijo: “Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy la vida eterna y no perecerán jamás; nadie las arrebatará de mi mano.” (cf Jn 10,27-28) lo más probable es que hizo temblar a sus oyentes. Ellos entendían perfectamente el significado de “conocer” desde la simbólica bíblica: no como un estar informado o un conocimiento intelectual, sino como una experiencia de amor, a través de la cual se entra en la más íntima relación. Los que escucharon estas palabras de Jesús, además entendieron que la vida que Jesús les ofrecía, era una vida superior a la que aspiraban, la vida que es capaz de superar la muerte.

 

Nosotros hoy podemos intentar esta vida que supera la muerte. Sería liberador que alcanzáramos a experimentar el consuelo de Jesús Buen Pastor que hoy, como hace dos mil años, nos garantiza que nadie nos arrebatará de su mano y que nos mantendrá en el seno del Padre Dios.

 

Oración:

Señor Jesús, ayúdame a seguirte en la construcción de la nueva humanidad, esa que te pertenece y que nadie puede arrebatarte de la mano. Déjame seguir escuchándote y adhiriendo mi conducta a tu proyecto.

 

Haz que desde nuestro hogar, nos comprometamos contigo liberando personas y dándoles vida. Danos tu Espíritu y con Él, la vida que supera la muerte. Amén.

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