Miércoles 7 Abril
Lucas 24, 13-35
~ Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron,
pero él desapareció de su lado. Se dijeron uno a otro:
“¿No estaba ardiendo nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?” ~
Los discípulos vienen discutiendo, en el desacuerdo de sus propias interpretaciones. Aun siendo discípulos, no han superado la idea del pueblo, sienten que se han equivocado y que Jesús habría sido solo un profeta. Ni siquiera los indicios de la resurrección, que encontraron las mujeres, han reavivado su esperanza. Es hasta que se sientan a la mesa y ven en manos de Jesús la fracción del pan, que se les abre el entendimiento y reconocen en aquella señal, la entrega y el don de sí mismos que les había dado Jesús como Mesías.
Jesús desaparece. El modo de su presencia, ahora de resucitado, es distinta. Y ellos, llegan al acuerdo. Se dan cuenta de que su corazón ardía y tienen necesidad de encontrarse con los once, para seguir interpretando a Jesús desde la fracción del pan, es decir, desde el don de sí mismos, cuyo símbolo permanece en la eucaristía.
Nosotros hoy, igual que esos discípulos de Emaús, es probable que necesitemos volver al acuerdo de nuestra experiencia de Jesús, y reconocer su presencia a través de la Palabra y la Eucaristía.
Oración:
Señor Jesús, enséñame a ser eucarístico. Abre los ojos de mi necedad al misterio insondable de tu amor.
Permite que en nuestra familia siempre haya un pan para compartir contigo, en los rostros de nuestros hermanos más necesitados. Por favor, no pases de largo, quédate con nosotros porque anochece ya y ardemos en deseo de tu presencia amorosa. Amén.