Domingo 2 Agosto
Mateo 14, 13-21
~ Aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces ~
La multiplicación de los panes debió de ser un acontecimiento único para cuantos estuvieron presentes. Imposible de borrar por el resto de sus vidas. Sobre todo si comprendieron la radicalidad de los signos y palabras que Jesús usó. Ante la propuesta de los discípulos de despedir a la gente para que fueran a comprar alimento, Jesús opone dar. Y es que comprar era igual que seguir sometidos a las leyes de economía que los habían sumido y mantenido en la miseria. De haber sido así, el discurso y el ministerio de Jesús no habrían servido de nada. La propuesta para acabar con la injusticia social es vivir de manera alternativa, desde los valores de la gratuidad, la caridad y la solidaridad.
La idea central, además de la solidaridad y libertad, que veremos enseguida, es la de ser, junto con Jesús, pan partido; es la mejor forma de dar vida al mundo. Y de mantener el sentido eucarístico de esta donación.
Las Palabras programáticas de Jesús en este Evangelio han de sensibilizarnos y movernos a actuar desde la caridad. Que la gente se recostara sobre la hierba sugiere la postura de hombres libres. La bendición desvincula el pan y los peces del poseedor humano, para convertirse en don de Dios. Aquí encontramos una afirmación radical: cuanto ponemos al centro y ofrecemos a Dios para bien de los demás, alcanza a fin de saciar las hambres y rescatar de la esclavitud.
Sorprende interpretar en este Evangelio que Jesús no diera una solución milagrosa al hambre de quienes lo habían seguido por todo el día, sino de solidaridad, de fraternidad y de amor.
Hemos de creer que son posibles nuevos modos de saciar el hambre de los pueblos, más allá del asistencialismo y de la injusta distribución de los bienes. Aquí aparece con toda su luz la voluntad de decidirse a ser don, junto con Jesús, a ser pan partido para dar vida, libertad y amor.
Que cada Eucaristía que celebremos nos impulse a creer en el proyecto de Jesús y a ser pan partido para los demás.
Oración:
Señor Jesús, ayúdame a comprometerme en primera persona a la hora de dar alimento a los semejantes. Quiero dar y servir de alimento a mis hermanos más necesitados. No solo a quienes tienen hambre de alimento material, sino espiritual.
Permite que en mi hogar seamos eucarísticos en todos los sentidos. Que a partir de nuestra vivencia de la Eucaristía, nos mantengamos firmes en la donación de nuestra propia persona, para servir de alimento a los demás. Amén.