Lunes 11 Mayo

Juan 14, 21-26

 

~ El que tiene mis mandamientos y los guarda,

ése es el que me ama; y el que me ame, será amado

de mi Padre; y yo le amaré y me manifestaré a él ~

 

En el centro de este evangelio, encontramos que cumplir los mandamientos significa ser como Jesús; más aún, que Jesús se manifestará en quien los cumpla.

Da la impresión que la pregunta de Judas —hijo de Santiago, llamado Judas Tadeo—: ¿por qué te vas a manifestar a nosotros y al mundo no? Ha quedado sin respuesta por parte de Jesús; sin embargo no es así. Jesús enseña que solo quienes lo amen y se adhieran a su persona y sus obras, superarán el carácter de imposición de los mandamientos, y alcanzarán la experiencia profunda de su amor. Jesús-Dios, no se manifestará con sensacionalismos al mundo, sino en la intimidad, y solo a los que creen y dirigen su vida, bajo la escucha de la Palabra y el cumplimiento de obras de amor.

Se entiende que nuestro amor a Jesús, que nos lleva al amor del Padre en el Espíritu, se realiza como presencia de un ausente, Jesús, que desea manifestarse a través de cada uno de nosotros.

De la misma manera que Judas Tadeo habrá entendido, podemos entender nosotros, a partir de la respuesta de Jesús: Dios mismo quiere habitar en nosotros, por medio del amor. Queda claro que aunque Jesús esté ausente, de manera física, su nueva presencia será más plena. Una presencia de amor que el Espíritu de Dios completa con su instrucción interior y con la memoria afectiva: …les enseñará todo y les recordará lo que yo les he dicho.

Intentemos la presencia de amor de Jesús, amando su proyecto, su mandamiento nuevo y liberador; su invitación a hospedarse en nuestra casa interior.

 

Oración:

Señor Jesús, deseo experimentar tus mandamientos, no como una ley externa que debo cumplir, sino como una oportunidad de amar; así como tú amas, de manera trascendente. Ayúdame a tener tu presencia de amor. Ven y habita en mi alma. Que logre comprender, en mi inteligencia afectiva, cuánto me has amado y cuánto me falta por amar y servir.

Permite que en mi casa, con los míos, logremos verte cada día, en el rostro de cada uno, así, adivinando tu presencia íntima y espiritual, pero eficaz en la caridad. Adivinando cuando un miembro de mi familia, vive de tu presencia de amor. Amén.

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