Vivamos la religión del corazón
Domingo 1 Septiembre
Marcos 7, 1-8. 14-15. 21-23
~ Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mi~
Los discípulos de Jesús han superado la religión judía del ritualismo. Ya no observan con rigor las prácticas externas que los fariseos y escribas han impuesto al pueblo. En lugar de esas tradiciones, los discípulos han empezado a vivir la religión del corazón. Prefieren cuidar el espíritu de los preceptos divinos, en lugar de materializar preceptos humanos.
Jesús enseña a todos que el verdadero culto a Dios no depende de prácticas externas que esclavizan al hombre, sino de la auténtica relación con Dios. Les echa en cara haber pervertido la religión y les propone una religión auténtica basada en la cercanía de Dios. Una religión nacida del corazón, que se vive a través de actos humanitarios, y no de un culto vacío.
Nosotros podemos preguntarnos, ¿qué sale de nuestro corazón? Y, ¿es en verdad auténtica nuestra relación con Dios? Esto es importante porque vivimos tiempos difíciles de la fe y de la religión. La gente del mundo suplanta la verdadera religión con ideologías y falsas doctrinas. Vivimos un mundo que ha creado nuevos códigos con los que intenta regular la relación con Dios. Esos nuevos códigos no hacen otra cosa que oprimir al ser humano y llevarlo a experimentar todo tipo de miedos y a vivir sin la experiencia cercana de Dios.
La Palabra de Dios, en toda la historia de la salvación, ha sido el fundamento para vivir la religión, y el lugar simbólico donde se recibe, es el corazón. De este lugar se supone que salgan todo tipo de actos virtuosos, buenos y santos y no los males que Jesús enuncia al final del texto que hemos leído.
Oración:
Jesús, que yo me norme por la ley de Dios inscrita en mi corazón. Se tú mi maestro interior, dame la inteligencia y sabiduría verdaderas, con las cuales vivir la religión del corazón.
Que en familia y comunidad, hagamos visible, con actos de misericordia, que Tú eres nuestro Dios y que lo que les transmitimos no es una ideología o un culto vacío sino Tu vida, la libertad con que nos regalas y tu ley de amor para hacer Iglesia.